De cerca · Fauna

Fauna diminuta

Un universo entero se despliega a unos pocos centímetros de nosotros. Insectos, mariposas y pequeños artrópodos se convierten en protagonistas inesperados cuando la mirada se acerca. Estas fotografías muestran la diversidad y belleza de la vida en miniatura: alas frágiles que parecen vitrales, caparazones brillantes como joyas, o miradas que nos observan desde su propio universo. Una invitación a descubrir la grandeza de lo pequeño.

*Los nombres científicos que acompañan a las fotografías se han indicado siempre que ha sido posible. En algunos casos se utilizan las abreviaturas cf. (cuando la especie es probablemente la citada, aunque no se puede asegurar al 100 %) y sp. (cuando solo se conoce con certeza el género).
La mariposa se posa con delicadeza sobre los pétalos amarillos, creando un contraste vibrante de colores. Probablemente se trate de un Lasiommata megera o de un Pyronia tithonus, especies comunes en campos y prados ibéricos durante el verano.
Una salamanquesa común (Tarentola mauritanica) se aferra a la roca con sus patas en abanico, mientras la luz del flash lateral revela la textura perlada de su piel. Aunque parece bañada por el sol, la escena fue captada en plena oscuridad, cuando este reptil se activa para cazar insectos.
Sobre el tallo, este insecto luce un brillante dorso esmeralda en forma de escudo. Se trata de una chinche verde (Palomena prasina), muy habitual en zonas de matorral y huertos.
El vuelo pausado de la mariposa se detiene en la lavanda, rodeada de tonos violetas y aroma intenso. Es la mariposa de la col (Pieris brassicae), visitante común de jardines y campos europeos.
Sobre la puerta metálica oxidada, este insecto pasa inadvertido gracias a los dibujos de sus alas. Se trata de una mosca escorpión (Panorpa -Panorpa communis-)), especialista en mimetizarse con los tonos del entorno y célebre por el aspecto de “aguijón” que presentan los machos.
Suspendida sobre una flor solitaria, la mariposa destaca contra el azul limpio del cielo. Es un Maniola jurtina o mariposa de los muros, muy frecuente en veranos mediterráneos.
Sobre el topinambo (Helianthus tuberosus), un saltamontes se camufla entre los pétalos amarillos como si fueran parte de su mundo. Estos ortópteros aprovechan la vegetación tanto para alimentarse como para pasar inadvertidos ante posibles depredadores.
De tonos terrosos y verdes, este saltamontes se posa sobre el suelo pedregoso, mostrando la fuerza de sus patas traseras. Es un ortóptero común de campo abierto (familia Acrididae), especialista en dar saltos sorprendentes ante cualquier amenaza.
Las alas desplegadas revelan un mosaico de tonos naranjas y azules, como una joya al sol. Se trata de una mariposa licénida (Polyommatus sp.), muy frecuente en prados floridos y márgenes soleados durante el verano.
Un abejorro, posiblemente un abejorro cardador (Bombus pascuorum), se acerca al racimo de flores de trébol blanco (Trifolium repens), suspendido en pleno vuelo. Estos incansables polinizadores contribuyen a la fertilidad de prados y cultivos con su zumbido constante.
Posada sobre una hoja, esta mosca escorpión (Panorpa sp.) muestra su inconfundible “pico” alargado y las alas jaspeadas. A pesar de su nombre, no pica: se alimenta de insectos muertos y de néctar, y su extraño aspecto la convierte en una de las joyas más singulares de la entomología europea.
Con las alas abiertas sobre la hoja, esta mariposa muestra las dos manchas negras características de la blanca de la col (Pieris brassicae). Común en toda Europa, visita huertos y jardines, donde sus orugas se alimentan de plantas de la familia de las coles.
Un primer plano revela el ocelo de una mariposa, un dibujo que simula un ojo para ahuyentar a los depredadores. Posiblemente se trate de una Maniola jurtina o mariposa de los muros, frecuente en prados y bordes de caminos.
Una chinche de tonos rojizos se aferra a un capullo marchito, acompañada de hilos de telaraña. Probablemente sea una chinche del género Coreus, conocidas como chinches de las calabazas, habituales en zonas de matorral.
De cuerpo esbelto y alas transparentes, la libélula descansa sobre la punta de una planta seca. Posiblemente una libélula común (Sympetrum sp.), cazadora de pequeños insectos y emblema de los atardeceres veraniegos.
Una avispa de vivos tonos anaranjados se introduce en la flor para alimentarse del néctar. Es posiblemente una avispa papelera (Polistes dominula), especie muy común en jardines y cultivos mediterráneos.
Posada bajo el cáliz de una flor, la mariposa limonera (Gonepteryx rhamni) se confunde con las hojas gracias a sus alas en forma de hoja verde. Este mimetismo le permite pasar inadvertida incluso a plena luz del día.
Con los élitros anaranjados y cuatro puntos negros destacados, este escarabajo de las hojas es probablemente un Clytra quadripunctata. Sus larvas se desarrollan en hormigueros, mientras los adultos se alimentan de vegetación en prados y linderos.
Una abeja recolecta néctar en el corazón de una flor radiante. La simbiosis entre insecto y planta muestra la precisión del ciclo natural.
El insecto, de tonos cobrizos y metálicos, descansa sobre un tallo joven. Su cuerpo anguloso contrasta con la suavidad del follaje.
Posada en la arena, esta mariposa se confunde con el entorno gracias a sus tonos terrosos. El desgaste de sus alas habla del paso del tiempo y de la fragilidad de la vida silvestre.
Sus ojos rayados la delatan sobre la margarita amarilla donde se alimenta. Aunque a menudo pasa por abeja, se trata de una mosca inofensiva que cumple un papel clave en la polinización.
Suspendida en su propia trama, la araña envuelve con calma a su presa atrapada. La escena muestra el equilibrio entre precisión y paciencia que sostiene la vida en lo diminuto.
En los miles de minúsculas flores que forman la gran cabeza del girasol, la abeja busca alimento. El contraste de escala revela la abundancia y la cooperación entre especies.
El gran saltamontes se mimetiza con la hoja donde reposa. Su color uniforme esconde su tamaño y lo convierte en parte del follaje.
De un rojo intenso, esta libélula se posa en un tallo seco. Su color brillante destaca sobre el suelo apagado, como una chispa en el paisaje.
Entre las hojas verdes se oculta esta mariposa de alas rayadas en blanco y negro. La naturaleza le da un disfraz perfecto para confundirse con las sombras.
Suspendido frente a una flor violeta, el abejorro se prepara para posarse. Sus alas rápidas parecen detenerse un instante en el aire.
Con su mirada fija y sus patas delanteras recogidas, la mantis aparece entre las hierbas secas. Su silueta recuerda la calma tensa de un depredador en espera.
Sobre una hoja verde descansa este caballito del diablo de alas oscuras y cuerpo azul metálico. Su sombra en la hoja duplica la elegancia del insecto.
De colores rojizos y forma angulosa, este chinche se posa en un brote joven. Su cuerpo contrasta con el desenfoque suave del fondo.
Entre la hojarasca, sus ojos brillan con reflejos metálicos. Una cazadora que no usa telaraña, sino la velocidad y la fuerza para capturar a su presa.
El amarillo intenso de sus alas resalta entre las hojas verdes. En pleno vuelo, se confunde con la luz del sol filtrada entre las ramas.
Sus alas marrones con manchas anaranjadas se abren sobre la tierra húmeda. Una de las mariposas más comunes de los bosques europeos, siempre atenta a los claros soleados.
De tonos terrosos y antenas anilladas, se desplaza sobre una hoja seca. Su camuflaje lo convierte en casi invisible entre los restos vegetales.
De alas oscuras y translúcidas, este caballito del diablo descansa sobre una hoja a la orilla del agua. La delicadeza de su vuelo contrasta con la quietud de la planta que lo sostiene.
Con sus reflejos azulados, esta mariposa se posa sobre el suelo del bosque. La luz cambia el color de sus alas según el ángulo, como si guardara un secreto en movimiento.
Capturada en el aire, se dirige hacia las flores de zarza. Un instante fugaz detenido en el espacio, prueba de la ligereza de la vida alada.
Detalle cercano de un caballito del diablo. Sus alas transparentes y su cuerpo verdoso muestran la delicadeza de un insecto ligado siempre a los cursos de agua.
Una de las más espectaculares de Europa, con alas de tonos amarillos, azules y negros. Posada en una flor de pradera, despliega su elegancia inconfundible.
Sus alas transparentes reflejan la luz del atardecer mientras se posa en los tallos secos. El color rojo intenso del abdomen resalta en el paisaje dorado.
De vivos tonos anaranjados con manchas oscuras, se posa en una flor blanca de umbelífera. Una especie común en bosques y claros soleados, siempre luminosa y activa.
Con alas de un tono cobrizo y cuerpo azulado, descansa sobre una hoja iluminada. Su presencia revela la cercanía de un río o arroyo, donde vive y se reproduce.
Posada en una flor lila, la mariposa macaón muestra la elegancia de sus alas amarillas y negras. Un emblema de las praderas estivales, siempre activa entre las flores.
Entre la hierba verde se camufla este saltamontes de tonos terrosos. Su aspecto robusto y sus patas fuertes son la expresión de la vida en el suelo herboso.
Sus largas patas contrastan con los discos secos de la planta conocida como “moneda del Papa”. La escena combina la ligereza del arácnido con la geometría vegetal.
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