Animales

Animales: fuerza, mirada y símbolo

El mundo animal nos acompaña desde siempre como espejo y misterio. En esta colección de galerías, divididas en cuatro apartados, proponemos distintos modos de acercarnos a ellos: desde el silencio de la cautividad hasta la grandeza del vuelo, pasando por los encuentros en libertad o las composiciones más artísticas. Cada imagen es más que un registro: es un diálogo silencioso entre el fotógrafo y el animal, un intento de comprender lo que nos une y lo que nos separa. Aquí la cámara no solo observa, también se interroga. Y en ese cruce de miradas descubrimos fuerza, vulnerabilidad, belleza y hasta poesía.

Encuentros cercanos

Imágenes tomadas en entornos naturales (o parques urbanos) donde los animales se muestran tal como son. Son encuentros cercanos, fruto de la paciencia y la mirada atenta. Aquí la fotografía es también una experiencia de convivencia: el respeto por la vida salvaje.
Retrato cercano de una garza real (Ardea cinerea), tomada con una Lumix FZ200 en diciembre de 2012. La luz suave resalta la intensidad de la mirada y los detalles del plumaje.
Una lagartija ibérica (Podarcis hispanicus, probablemente) toma el sol sobre una roca cubierta de líquenes. Imagen captada con la Lumix FZ200 en abril de 2014.
En la Sierra de Alcubierre, al caer la tarde, apareció un rebaño con ejemplares de espectaculares cuernos en espiral. Fotografía realizada con la Lumix FZ1000 en agosto de 2017.
Garza real (Ardea cinerea) en el parque de Diagonal Mar, Barcelona. Aunque la gran colonia de esta especie se encuentra en el parque de la Ciudadela, algunos ejemplares se mueven por otros espacios de la ciudad. Imagen tomada con la Lumix G1 en mayo de 2009.
Un mirlo común (Turdus merula) se oculta entre el follaje en Puigcerdà. La fotografía fue tomada en un día de enero, justo tras llegar allí en tren.
Un petirrojo europeo (Erithacus rubecula) juvenil se mueve entre la hojarasca en Ulldemolins. Imagen captada con la Lumix FZ200 en agosto de 2014.
Una cabra montés (Capra pyrenaica) fotografiada durante el descenso del Monte Caro, en octubre de 2008. Formaba parte de un grupo de varios adultos y crías que mostraron gran confianza, acercándose a pocos metros. Imagen captada con la Sony A700.
Un jabalí (Sus scrofa) busca alimento en la sierra de Collserola, en Barcelona, siempre alerta a mi presencia. Fotografía realizada con la Lumix G1 en enero de 2008.
Cerca de Sant Miquel del Fai, un colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) se posa sobre una roca iluminada por el sol de agosto. Imagen tomada con la Lumix FZ1000 en 2016.
Retrato cercano de una lagartija ibérica (Podarcis hispanicus), tomada en Horta de Sant Joan en abril de 2008 con la Sony A700.
Dos caballos (Equus ferus caballus) fotografiados en Aranda de Moncayo durante uno de los cursos de fotografía. Imagen realizada con la Olympus E-620 en agosto de 2011.
Un petirrojo europeo (Erithacus rubecula) se posa confiado en una rama en el parque de Poblenou, Barcelona. En las ciudades estas aves muestran menos recelo y permiten acercamientos cercanos. Fotografía captada con la Lumix FZ200 en enero de 2015.
Primer plano de una gaviota patiamarilla (Larus michahellis) en el parque de la Ciudadela, Barcelona. Fue la primera sesión con la Lumix FZ200 en diciembre de 2012, cámara que después me acompañaría en tantos viajes y fotografías.

Poética animal

No todas las fotos buscan el impacto documental: algunas se acercan más al lenguaje artístico. Son composiciones con juegos de color, encuadre o simbolismo, que invitan a detenerse y contemplar. Cada imagen ofrece una lectura personal más allá de la especie representada.
Dos gatos, atentos al mismo horizonte, se funden con la maleza que los rodea. La simetría de sus cuerpos y la diferencia de sus miradas nos recuerdan que cada animal guarda un mundo secreto, aunque lo comparta en silencio con otro. La escena fue tomada en el jardín de casa, cuando dos gatitos acudían a menudo junto a su madre, hasta que un día dejaron de venir. Fuji X-E2s, octubre de 2020.
Un grupo de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) se agita en la superficie del agua. Alas abiertas, reflejos en movimiento y chillidos entrechocados convierten la imagen en un pequeño caos. La fotografía fue realizada en el parque de Diagonal Mar, Barcelona, con la Lumix G1 en mayo de 2009.
Un pequeño pájaro se posa en lo alto de un viejo madero, recortado contra un fondo azul profundo. La sencillez de la escena es su fuerza: un punto de vida erguido en medio de la inmensidad. La captura fue hecha en el Delta del Ebro en marzo de 2009, con la Lumix G1 y el modesto 45-200 mm, cuando el sistema Micro 4/3 apenas empezaba a abrirse camino entre el escepticismo de quienes portaban grandes teleobjetivos.
Dos cisnes vulgares (Cygnus olor) avanzan lentamente sobre la superficie helada, envueltos por la pureza del blanco, como si hubieran sido dibujados directamente sobre la nieve. La imagen fue tomada en el lago de Puigcerdà, en febrero de 2015, con la Lumix FZ1000.
Una garceta común (Egretta garzetta) reposa a la orilla, envuelta por la luz dorada que tiñe el agua. El sol de poniente convierte el paisaje en un lienzo líquido, y al ave en un trazo delicado sobre ese resplandor. La fotografía fue captada en enero de 2015 en el parque de la Ciudadela, Barcelona, con la Olympus OM-D E-M10.
Una bandada de palomas (Columba livia domestica) cruza el cielo formando un dibujo cambiante sobre las nubes. Cada giro, cada aleteo, compone una coreografía que el azul recoge y disuelve en un instante irrepetible. La toma se realizó en la provincia de Lérida, en agosto de 2019, con la Lumix FZ1000.
Una paloma reposa envuelta en un halo de penumbra, mientras el resto del grupo se difumina en un segundo plano borroso. El contraste entre la nitidez del plumaje y la oscuridad del fondo convierte a esta ave común en protagonista inesperada. Olympus OM-D E-M10, enero de 2015.
Sobre el agua verdeada de un lago urbano, una gaviota patiamarilla (Larus michahellis) despliega sus alas en pleno vuelo rasante, atrapando en un mismo instante la ligereza del aire y la densidad del agua. Barcelona, Olympus E-620, julio de 2010.
En la Sierra de Alcubierre, las ovejas se inclinan sobre la tierra seca, arrancando con calma lo poco que ofrece el verano. La fotografía, teñida de un aire casi pictórico, recuerda que la quietud del rebaño es también parte del paisaje. Agosto de 2017, Lumix FZ1000. Formaban parte del mismo grupo que los carneros de cuernos gigantes.
Una bandada de palomas (Columba livia domestica) se eleva en espiral contra el cielo limpio de Gualter. El grupo traza líneas que se quiebran y rehacen, como si dibujaran su propio mapa en el aire. Lumix FZ200, enero de 2013.
Otra bandada de palomas gira en perfecta sincronía, alas abiertas como pinceladas oscuras sobre el azul. El movimiento colectivo se convierte en danza, en escritura efímera sobre el cielo de Gualter. Lumix FZ200, enero de 2013.
Un gato se sienta con la serenidad de quien se sabe observado, mientras otro se diluye en el fondo como una sombra. El tono sepia otorga a la escena la textura de un recuerdo antiguo, detenido en el tiempo. Bellaguarda, agosto de 2017, Lumix FZ1000.
Un gorrión común (Passer domesticus) se sostiene entre las cañas, llevando en el pico un insecto diminuto, premio de su caza diaria. La verticalidad de los tallos lo envuelve como un pentagrama vegetal, donde el pájaro pone la nota viva. Delta del Ebro, marzo de 2009, Lumix G1.
Una joven gaviota patiamarilla (Larus michahellis) descansa sobre un arco metálico, con el plumaje revuelto y gesto entre serio y cómico, como si hubiera sido sorprendida en mitad de una representación. El azul intenso del cielo acentúa aún más ese aire caricaturesco. En el parque de Diagonal Mar, donde las aves se muestran confiadas, cada percha urbana se convierte en escenario. Julio de 2010, Olympus E-620.
Tras una mañana cubierta por una niebla densísima, el aire del Delta del Ebro se abrió de repente y dejó ver una escena casi irreal: un flamenco (Phoenicopterus roseus) resplandeciendo en medio de la quietud, rodeado de otras aves oscuras que flotaban como sombras. Enero de 2009, Lumix G1.
Dos gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) se posan juntas: una callada, la otra con el pico abierto en un grito que corta el aire. La dualidad de la imagen recuerda que el mundo animal oscila entre la calma y la disputa. Parque de Diagonal Mar, Barcelona, mayo de 2010, Lumix G1.
Entre el oro seco de los carrizales, una gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) planea ligera, extendiendo sus alas como una caricia sobre el paisaje. El Delta del Ebro convierte cada rincón en escenario de vuelo. Marzo de 2009, Lumix G1.
Una formación de patos azulones o ánades reales (Anas platyrhynchos) cruza el cielo en orden cambiante. Los machos, con el brillo verde metálico en la cabeza, se distinguen entre las hembras pardas, componiendo un mosaico de vida en movimiento. Delta del Ebro, marzo de 2009, Lumix G1.
En las calles solitarias de La Pobla de Cérvoles, dos gatos se refugian junto a un muro antiguo. El contraste entre el pelaje claro del siamés y el dibujo atigrado del otro convierte la escena en un diálogo de texturas, como si las piedras mismas hubieran cobrado vida. Agosto de 2017, Lumix FZ1000.
Un cisne blanco (Cygnus olor) reposa la cabeza sobre su propio plumaje, sumido en un sueño apacible. El anillo naranja del ojo y los tonos rosados junto al pico rompen la pureza del blanco, añadiendo un contraste delicado que resalta aún más la serenidad de la escena. Bioparc de Valencia, julio de 2010, Olympus E-620.

Retratos del cielo

Aquí se muestran aves majestuosas en pleno vuelo o en actitudes imponentes. Transmiten fuerza, libertad y dominio del espacio aéreo. Cada foto es un recordatorio de lo pequeños que somos frente a la naturaleza.
Un buitre negro (Aegypius monachus) se yergue solemne, el plumaje oscuro como un manto de sombras, observando el horizonte con la paciencia de los grandes carroñeros.
El águila calzada (Aquila pennata) inclina la cabeza y deja que su iris de tono ámbar resplandezca entre las plumas moteadas, como un secreto guardado en la espesura.
Un buitre leonado (Gyps fulvus) se desliza en círculos sobre el cielo limpio, alas extendidas que parecen tocar el aire con la suavidad de una caricia invisible.
Un milano negro (Milvus migrans) se inclina sobre la corriente de aire, dejando que la cola ahorquillada y las alas abiertas dibujen la curva elegante de su vuelo.
El cárabo lapón (Strix nebulosa) fija sus ojos amarillos en un desafío directo. La intensidad de su rostro, enmarcado en un disco facial perfecto, corta como una flecha la calma del bosque.
Un buitre negro (Aegypius monachus) avanza de frente, alas desplegadas como estandartes de un ejército antiguo, proyectando sobre el aire una fuerza imponente.
Un águila real (Aquila chrysaetos) observa con intensidad, el iris verdoso contrastando con el pico amarillo azulado. En su gesto se adivina la fiereza y la nobleza de una especie que domina cielos y riscos.
Primer plano de un águila calzada (Aquila pennata) o posiblemente un joven de águila real. El ojo de tono castaño y el pico curvado en azul metálico hablan de fuerza contenida y precisión letal.
Un búho africano de cara blanca (Ptilopsis leucotis), con sus inconfundibles ojos rojos y el antifaz de plumas que le da aspecto teatral. La expresión fija, casi de personaje, parece un retrato salido de un cuento.
Un busardo ratonero (Buteo buteo) inclina la cabeza mientras sostiene entre el pico los restos de su presa. El gesto no es de amenaza, sino de victoria: la escena captura el instante íntimo de la alimentación, cuando el ave se muestra más vulnerable y poderosa a la vez.

Miradas en cautiverio

 Esta galería recoge los retratos más intensos de animales en zoológicos. Más que mostrar su fuerza física, estas imágenes transmiten la dureza de la cautividad. Son miradas que cuestionan nuestra relación con ellos: ojos que interrogan, que suplican o que guardan silencio. 
Sus ojos, moteados como su piel, parecen sostener una pregunta sin respuesta. No es la fuerza de las fauces lo que se impone, sino la pausa, la quietud de un animal que espera algo que nunca llega.  Foto 2 – El peso de la mirada
El gorila mira con gravedad, como si arrastrara el peso de toda la especie. Sus ojos oscuros interrogan y desafían, pero al mismo tiempo dejan entrever una melancolía imposible de ocultar.
La pantera negra se muestra en calma, la piel hecha de matices oscuros que absorben la luz. Su mirada, fija y penetrante, transmite una fuerza contenida, como si todo su poder se concentrara en ese instante detenido.
Un chimpancé joven (Pan troglodytes) observa en silencio, con una mirada que combina fragilidad y resignación. La expresión triste de sus ojos deja entrever un desconcierto profundo frente al límite invisible del cristal.
Buscar