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Seis fotos de árboles… y un árbol doble
Los árboles han sido siempre una de las presencias más poderosas en la naturaleza. Para quien sale al campo con una cámara, son algo más que formas verticales: son símbolos de resistencia, refugio, memoria del tiempo. Fotografiar un árbol es detenerse ante lo esencial. Cada tronco, cada rama, cada raíz tiene algo que contar, y el fotógrafo solo necesita la excusa de una luz adecuada para descubrirlo.
Presento aquí seis árboles fotografiados en distintos lugares y momentos. Aunque, en realidad, verán que son siete fotos: el protagonista central, el Pino-Roble de Canicosa, merece dos miradas distintas. Y, como si no bastara, ese árbol es a su vez doble: un roble centenario en cuyo interior crece un pino. Así que hablamos de seis árboles, siete fotos y, en cierto modo, hasta ocho vidas vegetales compartidas.
1. Raíces de haya en el Montseny (Barcelona)
Otoño de 2009. Una maraña de raíces que se extienden sobre la tierra húmeda. Hecha con una Lumix G1.
2 y foto de cabecera. El increíble Pino-Roble de Canicosa de la Sierra (Burgos)
Octubre de 2014. Un árbol único: un roble de unos 260 años en cuyo interior nació, hace aproximadamente 1560, un pino. Dos especies distintas compartiendo un mismo tronco, un mismo espacio vital, en una simbiosis extraña y hermosa. Fotografiado con una Lumix FZ200.
4. El Pino de Mestres (Vilallonga, Tarragona)
Un ejemplar de más de 27 metros, plantado en 1898 por Josep Mestres, del que toma el nombre. Un árbol que es casi una biografía viva, testigo de más de un siglo de historia.
5. Un haya en la Fageda d’en Jordà (Olot, Gerona)
Un bosque mágico que vale la pena visitar en cualquier época del año. La luz entre los troncos crea un ambiente de silencio y recogimiento difícil de olvidar.
6. Árboles en invierno en el valle de Benasque (Huesca)
Silencio blanco, ramas sin hojas que parecen dibujar en el aire.
7. El haya monumental de La Grevolosa (Barcelona)
Un ejemplar de 250 años, declarado árbol monumental. Sus seis ramas principales son tan gruesas como árboles independientes. Una catedral vegetal que invita a levantar la mirada.
