Blog

Insectos de otoño: entre colores ocultos y camuflajes perfectos
A principios de otoño, la luz suave y las temperaturas más frescas nos ofrecen una oportunidad única para fotografiar insectos menos activos y más accesibles.
Estamos ya en los primeros días del otoño, las temperaturas han bajado un poco respecto al final del verano, y sin embargo sigue siendo una buena época —quizá incluso mejor que en pleno verano— para fotografiar insectos. Por un lado, el calor no es tan intenso y resulta más agradable para el fotógrafo; por otro, los insectos están menos activos, de modo que hasta que empiecen los fríos más intensos todavía es posible encontrar bastantes ejemplares y fotografiarlos con más calma.
Esta misma tarde, durante un paseo por un herbazal, he podido encontrar dos especies muy distintas.
La primera es una polilla espectacular, Utetheisa pulchella (conocida como “polilla nomeolvides”), de alas blancas con vistosos puntos negros y manchas rojas. Aunque parece llamativa, en realidad cuesta muchísimo verla entre las hierbas: caminas por el campo y no ves nada, pero de pronto empiezan a salir decenas de mariposas volando que en seguida desaparecen en el camuflaje. Esta foto la conseguí tras seguir el vuelo de una de ellas hasta localizar dónde se había posado.

La segunda es un saltamontes, concretamente Calliptamus italicus (saltamontes italiano), una especie común en terrenos pedregosos y secos. Estaba prácticamente inmóvil sobre el suelo rocoso, ya al atardecer, cuando el sol estaba a punto de ponerse. La falta de calor seguramente lo mantenía bastante quieto, lo que me permitió acercarme para fotografiarlo con detalle.

He visto también algunas libélulas, pero ante su afán de posarse a pleno sol no ha salido ninguna fotografía decente. La luz intensa provoca muchos brillos en sus alas, y no suele funcionar lo de hacerles sombra uno mismo, pues detectan el cambio de luz y se van rápidamente. A ver si hay más suerte otro día.
Fotos hechas con una Lumix FZ1000 y una lente de aproximación Canon 550D.